jueves, 24 de septiembre de 2009

Presentimiento resbaloso

Hace una semana que este dolor se convirtió en bronca. Mi tos escupe un resentimiento gelatinoso. Te llamo, entonces, y me contás (últimamente sólo eso me contás) que aquí no hay nada más para hacer, que este ya no es tu lugar, que te querés ir. Me dicen que piense que está bien. Me dicen que te deje. Yo sólo te digo que no me dejes. Que mis pingüinos son para vos, que quiero tus mariposas, que voy con vos y tus túnicas a hablarle al aire todas las veces que sea necesario. Pero sólo me sale este sonido ronco, que me quema cuando trago, que me revuelve el estómago, que ya no aguanto más. Reparto rencores para que todos de verdad tengan alguna culpa, para que nadie se lo lleve de arriba, aunque sepa que no sirve para nada.
Sé que te movés sin parar y encima te hago un chiste "Usted camina y camina... pero al final... ¿compra en Sadima?" Y te reís, tonta, hermosa, nenita. ¿viste que podés cuando querés?

lunes, 31 de agosto de 2009

Tres días después

Cuando no puedo moverme, lo gris y la luz no importan y el aislamiento es un tambor de lata que martillan sin ningún ritmo, vuelvo a vos, hermana. Vuelvo a los pocos abrazos que te robo, a los palos de escoba que eran los micrófonos de nuestra música en libertad, a tus patadas voladoras de rubena peuchela, a tu momia justiciera, a nuestros tres chiflados "¿dale que vamos por el cordón de la verda y de un lado hay cocodrilos carnívoros y del otro hay elefantes devoradores de piernas?"
Cuando no puedo moverme porque me duele y me duele, mi dios hasta cuándo, hasta cuánto, no hay lugar en la casa ni dentro de mí, no hay víscera ni rincón, no hay cariño ni dulce voz, no hay consuelo ni recuerdo que me devuelvan (que te devuelvan) lo que ya perdimos las dos.

lunes, 17 de agosto de 2009

¿y si no vuelan las mariposas?

Ay, hermanita, cómo me gusta y me duele tu risa. ¿Está mal que me avergüence de vos? ¿O que quiera protegerte y llenarte de mariposas de colores, de pingüinos que se emborrachan y saludan a sus pintores y coloreadores desde el papel? ¿Cómo atravieso las miradas atónitas frente a tu túnica azul, a tus carcajadas fuera de tono, a tus dientes gastados que no querés embellecer? ¿cómo llego a tu alma que se duele, que vaticina el fin del mundo, que lucha contra la desgracia del mundo?
A veces quiero ser más chiquita que vos pero no hay caso... siempre me ganás.

miércoles, 11 de marzo de 2009

Sólo por hoy

Hace un año de luz que no te escribo. Hoy me gustaría hablarte de tu piel que se arruga porque prefiero mirarte a vos (que duele menos). Hoy me gustaría pensar que esos años de risas dulces adolescentes no terminaron, que te hablo y todavía me entendés, que estamos solas las dos otra vez y vos sin tu peso atormentado de flashes oscuros, de almas groseras que te insultan. Hoy no estás dolida ni arrugada. Hoy estamos felices, corriendo escaleras arriba en los teatros, los cines, las escaleras mecánicas del centro, con nuestras manzanas con pochoclo.
Te confieso algo: hoy, si me fijo bien, no sé cuál de las dos atravesó más el otro lado del espejo.