lunes, 31 de agosto de 2009

Tres días después

Cuando no puedo moverme, lo gris y la luz no importan y el aislamiento es un tambor de lata que martillan sin ningún ritmo, vuelvo a vos, hermana. Vuelvo a los pocos abrazos que te robo, a los palos de escoba que eran los micrófonos de nuestra música en libertad, a tus patadas voladoras de rubena peuchela, a tu momia justiciera, a nuestros tres chiflados "¿dale que vamos por el cordón de la verda y de un lado hay cocodrilos carnívoros y del otro hay elefantes devoradores de piernas?"
Cuando no puedo moverme porque me duele y me duele, mi dios hasta cuándo, hasta cuánto, no hay lugar en la casa ni dentro de mí, no hay víscera ni rincón, no hay cariño ni dulce voz, no hay consuelo ni recuerdo que me devuelvan (que te devuelvan) lo que ya perdimos las dos.

1 comentario:

Unknown dijo...

Muy sentido, muy lindo, me gustó mucho.

Saludos.