Hace una semana que este dolor se convirtió en bronca. Mi tos escupe un resentimiento gelatinoso. Te llamo, entonces, y me contás (últimamente sólo eso me contás) que aquí no hay nada más para hacer, que este ya no es tu lugar, que te querés ir. Me dicen que piense que está bien. Me dicen que te deje. Yo sólo te digo que no me dejes. Que mis pingüinos son para vos, que quiero tus mariposas, que voy con vos y tus túnicas a hablarle al aire todas las veces que sea necesario. Pero sólo me sale este sonido ronco, que me quema cuando trago, que me revuelve el estómago, que ya no aguanto más. Reparto rencores para que todos de verdad tengan alguna culpa, para que nadie se lo lleve de arriba, aunque sepa que no sirve para nada.
Sé que te movés sin parar y encima te hago un chiste "Usted camina y camina... pero al final... ¿compra en Sadima?" Y te reís, tonta, hermosa, nenita. ¿viste que podés cuando querés?
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2 comentarios:
¡Quiero una hermana que escriba! Saludos desde Perú
Juan Arcos
Hicimos mimo con Elizondo, por el 79 ¡Cuánto tiempo!
Hola, Juan, sí que pasó tiempo y éramos muy chiquitos (yo tenía 16 años ¿cómo me conociste?)
Te mando un beso y gracias por leer mi blog.
Ana.
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