miércoles, 24 de noviembre de 2010

Una vez más

No sé por qué, hermanita, nosotros dos volvemos hacia vos una y otra vez. Será por tu misterio de hermana madre que entiende y acompaña, que casi no reta, que escucha, que nos mira, dignos e importantes. Volvemos hacia vos, a tu gran regazo de reina de los cielos, que todo lo ve, que ve más allá, que quiere más acá, bien cerca, marcando nuestros latidos, arrimando nuestra sangre a su cauce, con tu paciencia infinita y tu dolor incontrolable. Vos, sufriente, lejana a todo ardor y estallante en mil pedazos, a punto de desfallecer de manera continua. Vos, conteniéndonos como si todavía fuéramos nosotros los que estamos indefensos.

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