martes, 30 de septiembre de 2008

Hoy me dijo que ayer, hoy

Mi hermana, ella, ayer me dijo que no daba más. Lloraba y no daba más mientras me decía que tenía el peso del mundo sobre sus hombros. Y mientras lloraba el mundo pesaba y ella intentaba no ya deshacerse de él sino sostenerlo. "¿cómo les explico?" lloraba y preguntaba, decía mientras me dejaba sin palabras. Claro, un mundo... sostener un mundo pensaba yo que apenas puedo cargar mis bolsas del Coto y subir dos pisos por escalera. Claro, me decía yo mientras ella esperaba de mí una solución. Ya va a pasar, me decía y le decía a mi hermana. Ya va a pasar me decía y no me lo creía. No va a pasar, es la realidad. No pasa. Sigue. Esa es la realidad. Sigue porque esa es su realidad. Ayer me dijo pero hoy me dijo que estaba mejor que ayer aunque las voces la dejaron y sólo dejaron a su paso nada menos que el peso del mundo. "Entonces no pasó", pensé para mí. "Es igual que ayer", pensé. Sin embargo, para mi hermana ayer no es como hoy y hoy no es como ayer porque ayer cargaba el peso del mundo y hoy aprendió que su vida ahora es así: es con el peso y con el mundo.

2 comentarios:

Unknown dijo...

A veces hay pesos que se vuelven terriblemente insoportables. Ni siquiera los elefantes del confín del mundo o el mejor atlas tiene idea de ello.

Ana Durán dijo...

Gracias, Miguel,por haber comentado el blog. Está bueno esto de sentirse acompañada a veces ¿no?
Ana.