viernes, 28 de noviembre de 2008
Para espiarla
Cómo me gustaría que conocieras a mi hermana. ¿Qué harías si te enfrentaras con sus ojos cansados, con su mirada de muñeca abandonada, con su letanía de máquina de escribir? ¿Cómo sobrellevarías el relámpago de su mente, los juegos de sus almas errantes y enloquecidas, las pátinas mustias de su piel que hace siglos nadie toca? ¿Serías capaz de acurrucarla y mimarla, de decirle que todo está bien, que nada tiene sentido "gracias a dios"? ¿Le dirías que sus oídos la engañan, que su vista la engaña, que su olfato la engaña? ¿le arrancarías la mente o se la harías estallar? ¿Tomarías, quieto, un té de señoras que hablan del clima, de las plantas y de lo que harán mañana? ¿Saldrías corriendo? ¿La subestimarías de lástima y disculpas? ¿Harías un retrato mental? ¿Uno dibujado para entregárselo y que lo derrita en el aire? ¿Te dejarías recorrer por sus insectos? ¿Te dejarías hablar por sus espíritus atormentadores? ¿La defenderías? ¿Te dejarías ser parte de sus máquinas?
lunes, 6 de octubre de 2008
Una muñeca
Algunas veces, no hoy por suerte, estoy tan enojada que me enoja mi enojo. Entonces, te quiero sacudir como a una muñeca de trapo o como a esos títeres enormes, más grandes que los humanos pero con rasgos entre infantiles y grotescos. Las dos somos eso: infantiles y grotescas, sólo que soy yo la que zamarrea y vos la sacudida. Pero mirá lo que son las cosas. En mi fantasía (no son imágenes, lo juro, son sólo fantasías) al romperte rompo el espejo en el que no me quiero ver. Te tomo de los hombros y en el movimiento frenético empiezan a caer duendes, hadas, seres de luz, violadores, dagas, insultadores inescrupulosos, almas que no encuentran destino y todos los cementerios con sus criptas, sus nichos, sus panteones, sus cruces, en una danza macabra y feliz, con esa felicidad, hermana, y ese dolor, hermana, con el que me contás que una parte de vos ya no es de este mundo.
jueves, 2 de octubre de 2008
Cuando ella llora
Hace varios días que mi hermana llora. Llora tanto y con tal desconsuelo que, supongo, por eso no salió el sol desde hace una semana. Cuando llora se acongojan los pájaros y los duendes que antes la acompañaban a saludar el sol. Llora y llora como en los poemas de Girondo: sale a nado de su propio llanto. Yo le explico que la paciencia, que el mundo, que mañana, que la química... pero a ella sólo le interesan las explicaciones que vienen de otra dimensión, de ese lugar al que yo no tengo acceso. Creo que se calma para que no llore yo. Creo que ella es mi pájaro y mi duende y creo también, que es ella la que me acompaña siempre a saludar el sol.
martes, 30 de septiembre de 2008
Hoy me dijo que ayer, hoy
Mi hermana, ella, ayer me dijo que no daba más. Lloraba y no daba más mientras me decía que tenía el peso del mundo sobre sus hombros. Y mientras lloraba el mundo pesaba y ella intentaba no ya deshacerse de él sino sostenerlo. "¿cómo les explico?" lloraba y preguntaba, decía mientras me dejaba sin palabras. Claro, un mundo... sostener un mundo pensaba yo que apenas puedo cargar mis bolsas del Coto y subir dos pisos por escalera. Claro, me decía yo mientras ella esperaba de mí una solución. Ya va a pasar, me decía y le decía a mi hermana. Ya va a pasar me decía y no me lo creía. No va a pasar, es la realidad. No pasa. Sigue. Esa es la realidad. Sigue porque esa es su realidad. Ayer me dijo pero hoy me dijo que estaba mejor que ayer aunque las voces la dejaron y sólo dejaron a su paso nada menos que el peso del mundo. "Entonces no pasó", pensé para mí. "Es igual que ayer", pensé. Sin embargo, para mi hermana ayer no es como hoy y hoy no es como ayer porque ayer cargaba el peso del mundo y hoy aprendió que su vida ahora es así: es con el peso y con el mundo.
lunes, 29 de septiembre de 2008
Presentación ¿quién es mi hermana?
Mi hermana dice que su color es el verde. A veces el amarillo o el celeste. Es entonces cuando compra plasticolas con brillitos de los colores más suaves y rellena las orejas de Dumbo, la cola de Bambi, el hocico del Rey León.
NUNCA (por favor, nunca!!!) los colores rojo o marrón. Pero sobre todo, NUNCA el negro.
Mi hermana llora, se acongoja y dibuja mucho. Atravesada atraviesa los espacios entre un ahora que no es y un pasado que es de mil años. Y mientras dibuja con sus pinturitas, niña vieja de 50 años, se abandona cruelmente a sus pesadillas de ojos despiertos, resignada, feliz, dolorosamente, atravesada traviesa de cuchillos que la perforan desde la coronilla hasta los genitales. Toda ella dolor interminable, santo. Toda ella atravesada traviesa de dolor santo, interminable.
Así es ella. Así es mi hermana.
NUNCA (por favor, nunca!!!) los colores rojo o marrón. Pero sobre todo, NUNCA el negro.
Mi hermana llora, se acongoja y dibuja mucho. Atravesada atraviesa los espacios entre un ahora que no es y un pasado que es de mil años. Y mientras dibuja con sus pinturitas, niña vieja de 50 años, se abandona cruelmente a sus pesadillas de ojos despiertos, resignada, feliz, dolorosamente, atravesada traviesa de cuchillos que la perforan desde la coronilla hasta los genitales. Toda ella dolor interminable, santo. Toda ella atravesada traviesa de dolor santo, interminable.
Así es ella. Así es mi hermana.
viernes, 19 de septiembre de 2008
Esto le esribí hace mucho
Una mujer, que fue hombre, que fue ave, que fue lámpara, que fue cardumen, que fue heleno y etrusco, que peleó en las Cruzadas, que escupió la última sangre con sus pulmones negros, que llevó y trajo consigo la desgracia.
A orillas del mar, fui violada por mi padre mientras mi madre nos miraba.
La tercera en discordia por honor y gracia de mi maldito estigma.
La otra que soy en el espejo se retuerce en la baba de su lástima mientras me abren el cráneo en el quirófano.
Quienes me rodean se apoderaron de mi clavícula, de mis ovarios enfermos, de mis vísceras.
Hacia atrás y hacia adelante los caminos que parecen infinitos son uno solo.
Del otro lado del círculo –suponiendo que fuera capaz de traspasarlo- me espero para darme la recompensa por los hijos que jamás salieron de mi vientre y por los hombres que no disfrutaron de mi cuerpo.
A orillas del mar, fui violada por mi padre mientras mi madre nos miraba.
La tercera en discordia por honor y gracia de mi maldito estigma.
La otra que soy en el espejo se retuerce en la baba de su lástima mientras me abren el cráneo en el quirófano.
Quienes me rodean se apoderaron de mi clavícula, de mis ovarios enfermos, de mis vísceras.
Hacia atrás y hacia adelante los caminos que parecen infinitos son uno solo.
Del otro lado del círculo –suponiendo que fuera capaz de traspasarlo- me espero para darme la recompensa por los hijos que jamás salieron de mi vientre y por los hombres que no disfrutaron de mi cuerpo.
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